martes, 30 de octubre de 2007

Cuarzo de Luna

La luna está habitada de sorpresas
minusculas inmensas, creencias todas
olvidados hechizos llantos suspiros
en fin toda clase de temores y ambiciones...

Cuando la miro mi espanto crece en silencio
y sin notarse, cae la certeza y el aliento
se corta seca endurece,
como piedras de cuarzo ahumadas en el tiempo.

lunes, 29 de octubre de 2007

domingo, 28 de octubre de 2007

Vuelo

Vuelo de noche, entre sapos y ondinas
verdes de envidia, entre endivias
aluvias y otros rastros de morfina alimenticia

Vuelo, como el descanso de domingo
como el agua cascadina de charcos explotados

Vuelo, como los páramos de nubes
calendarios sin tiempo de otro espacio sin miedo

Vuelo para morir al viento
con la esperanza hundida en el campo
en el ruedo
en la mira
del contento.

Cifras que dan perspectiva

Compartir una copa de vino

Tomar vino puede ser un acto automático o rutinario dictado por la costumbre, la ansiedad o la evasión. Pero cuando se comparte una copa de vino en buena compañía, la experiencia se convierte en un auténtico placer.

Desde el descorche, los aromas, más o menos sutiles y únicos de la cepa, se entremezclan con los aromas de los catadores, creando un ambiente único y sutil. Este espacio olfativo, cargado de evocaciones y misterios, despierta emociones y sensaciones en cada uno de los participantes. Así se inicia un viaje comunicacional multidimensional, donde cada gesto, cada aliento, cada sorbo, cuentan. A veces también aparecen las palabras y el toque suave, amistoso o sensual...

Si se trata de un buen tinto, siempre te fascina con la magia que esconden sus colores, su brillo y su cuerpo. Rojos violáceos, acerezados, afresados..., gran variedad de colores indescriptibles y únicos sólo diferenciables mediante la asiduidad y la experiencia.

En boca, el vino abre un camino hacia espacios internos. Se mueve del pasado al futuro, como si el presente se ensanchara para hacer lugar a lo que fué y será, por siempre. Una explosión de sabores que se muestran secuencialmente: fresco al inicio, afrutado luego y un final ligeramente ácido, que te invita a tomar el siguiente sorbo una vez que la intensidad del primero ha disminuido. Muchas sensaciones diferentes aparecen en lengua, labios, paladar, paredes de la boca, encías... El primer sorbo es único. También lo es el segundo, pues acentúa la percepción del carácter del vino.

Hay muchas clases de vino disponibles, cada una con una historia que contar, sensaciones que despertar y una conexión especial y única con nuestro inconsciente. Estas líneas, por ejemplo, fueron evocadas por la degustación de un Cono Sur Carménère 2003, en una muy especial y querida compañía.

Bebidas como el yamor, el pulque, el apuyacu e incluso el chocolate, han reclamado para sí el título de Bebida de los Dioses. A mi me gusta pensar que el vino es la Bebida de los Ángeles, de todos los ángeles humanos encarnados que jugamos el gran Juego del Libre Albedrío. Compartir una copa de vino de ángel a ángel, de corazón a corazón, es una experiencia que realmente te deseo. De todo corazón...

viernes, 26 de octubre de 2007

Nostalgia de la palabra

He decidido escribir estas líneas para compartir ciertas reflexiones que distraen mi entendimiento, sabiendo que, como ya es común, nadie va a responder o a comentar acerca de lo que aquí será dicho. Mi principal motivación no es pues, compartir, sino desahogarme; vaciar mis cuerpos de emociones poco confortables y ambigüedades irreconciliables; a la vez que pongo afuera, el laberinto en que se pierde mi mente cada vez que intenta desentrañar las determinantes específicas de esta confusa ilusión.

Y claro que se trata de una ilusión, porque definitivamente lo que estoy a punto de contar no puede ser real. Se trata de una nueva costumbre muy en boga en la sociedad venezolana -me refiero a esta realidad porque es donde la observo y porque me resisto a creer que dicha ilusión, epidemia o maldición se haya extendido más allá de nuestras fronteras, a pesar de la abundante emigración venezolana de los últimos tiempos-, de decir una cosa y hacer otra diferente. Sí, tal como suena: si digo que voy a hacer A hago B o, puede que no haga B, pero muy probablemente no hago A en ningún escenario probable.

Puede parecer que esto es algo trivial, sin embargo las implicaciones de esta ilusión son enormes. Resulta que, según esta nueva costumbre, cuando alguien te dice que va a hacer algo de determinada manera y en cierto momento, es prácticamente igual que si te hubiera dicho todo lo contrario. El hecho de comprometerse de palabra con algo, no le da más fuerza a la realización de dicho compromiso. Hasta el último momento, continúa siendo un misterio si la persona va a actuar de acuerdo a su compromiso o no. Ambos escenarios tienen la misma probabilidad de ocurrir… y ahora que menciono probabilidades, no puedo menos que preguntarme si Venezuela no estará entrando en un espacio cuántico en el que todo es posible y a la vez no lo es…

En la antigüedad, hace unos 50 años, la palabra de una persona tenía el valor de las cosas más preciadas. Cuando alguien empeñaba su palabra en algo, se podía decir que era seguro que la persona cumpliera. Los pocos que no cumplían con su palabra era a causa de una contingencia de fuerza mayor o se trataba de personas pertenecientes a un pequeño grupo de inadaptados mentirosos, embaucadores que no gozaban ni de buen crédito, ni de buena reputación en ninguno de los órdenes de la sociedad.

Hoy en día, esperar que alguien cumpla con su palabra no sólo suele ser extraño, sino que puede causar grandes daños en todos los órdenes de la vida personal y social. Supongamos que alguien decida organizar algún evento que, por sus características requiere cierto quórum. Contacta personas interesadas en el tema del evento, hasta que el número requerido de individuos se compromete -dan su palabra de participar-. Por aquello de los imprevistos, el organizador hace unas llamadas extra para tener alguien dispuesto a cubrir las vacantes en caso necesario. Hecho esto, contrata los recursos requeridos: alquila el espacio físico, los medios audiovisuales, manda a preparar el material de apoyo, encarga el refrigerio para la ocasión. Todo esto calculado en función del número de participantes que dieron su palabra, que sellaron su contrato verbalmente. Hasta aquí, el organizador ha invertido una cierta suma de dinero que espera recaudar y multiplicar con la asistencia al evento.

Si estuviéramos hablando de la antigüedad, hace unos 50 años, un evento así planeado y ejecutado sería todo un éxito. El organizador estaría satisfecho con su labor y recibiría las utilidades que anticipara. Pero si este evento se realiza en nuestra época, no creo que el resultado sea tan halagüeño. Es casi seguro que no haya problemas con el local, el material de apoyo, los medios audiovisuales o la meriendita para los participantes. El problema que ha de enfrentar nuestro organizador es que no va a tener participantes o, al menos, no la cantidad que espera en función de la palabra dada. Sería muy afortunado si logra al menos honrar las obligaciones de pago contraídas con sus proveedores y consigue llevar algo del “excedente” del refrigerio para compartir con su familia en la cena.

Otro tanto ocurre con los pagos de las deudas contraídas. Si alguien se compromete a hacer un pago en una fecha, cualquier excusa es buena para no hacerlo. Desde un simple “se me olvidó” hasta un enfático pero errático “¡mañana sí te pago!”, pasando por dolores de cabeza, colas en la autopista, no me han pagado, es que no quiero tocar mi fideicomiso, son consideradas excusas válidas para eludir un compromiso sin sentirse perturbado en lo más mínimo, por los posibles daños causados al otro y a su propia credibilidad.

Los humanos somos muy adaptables, por lo que se empezaron a crear diferentes mecanismos para prevenir estos fiascos. Uno de los primeros fue pedirle a las personas, no sólo su palabra, sino un juramento; bien en el nombre de Dios, sobre la Biblia o en el nombre de un ser querido. Al principio funcionó, especialmente con los más antiguos, los más puritanos. Aquellos que fueron educados en el temor a Dios, en el sagrado respeto a las escrituras y en la veneración de sus seres queridos. Pero no es fácil mantenerse puro en este mundo cambiante y convulso, por lo que muchos de estos nobles, damas y caballeros, se tornaron plebeyos en lo que a modo y costumbres se refiere; movidos tal vez, por la avalancha de los mercados globales, la especulación y los indicadores macroeconómicos, eso sin mencionar la competitividad, la contaminación ambiental y el calentamiento global a causa del agujero en la capa de ozono…

Bueno, dado el hecho de que la palabra no funcionaba y el juramento tampoco funcionó, se tuvo que rediseñar todo el sistema de confianza que existió durante varios siglos. El sistema de confianza que garantizó que Simbad el Marino regresara a salvar la vida de su amigo el príncipe, a cambio de la suya propia; el sistema de confianza que hizo que los Tres Mosqueteros fueran cuatro, a pesar de los conflictos matemáticos que esto haya podido causar; el sistema de confianza que permitió a Churchill, Roosevelt y Stalin acelerar el fin de la 2da guerra mundial; ese sistema de confianza que es fácil de usar, económico y elegante, ha sido totalmente destruido y en su lugar se ha impuesto un sistema de total y absoluta desconfianza.

En este nuevo sistema de desconfianza, las garantías acerca de una persona, no son dadas nunca por la misma persona. Ni siquiera son dadas por referencias de terceros, aunque se pidan, sino que son dadas por pruebas concretas y tangibles. Este es un sistema de desconfianza férrea y fría, en el que sólo cabe una prueba irrefutable de verdad, una sóla garantía: el depósito bancario (también se acepta efectivo, cheque conformable, visa y mastercard con alguito de recargo,… no se acepta el pago con verduras, huevos, gallinas u otro equivalente agrícola).

Y aquí estamos, entrando en esta Era de Acuario, con un sistema nuevo para llegar a acuerdos entre las personas, un sistema que excluye a la persona, que excluye su capacidad de responder por sí misma, que degrada su palabra, su nobleza y su honor, convirtiéndola en algo menos confiable y creíble que un poco de papel moneda.

Hubo una época en que el abuelo de mi padre le encargaba a cualquiera de los chicos de la zona que fuera al mercado más cercano por provisiones de cualquier tipo. El chico sólo tenía que decir lo que quería mi abuelo y decir que iba en su nombre. Eso bastaba para que le despacharan todo lo necesario. El dependiente y el propietario confiaban en la palabra de mi abuelo y mi abuelo confiaba en lo que ellos le decían que les debía. Mi abuelo y los mercaderes confiaban en los chicos, mientras los chicos aprendían que así era como funcionaban las cosas. No sé bien en qué momento del proceso de fuga de capitales, en cuál recesión o en qué valor exacto de IPC se perdió toda esta magia de la confianza. No sé cómo ni cuándo la palabra se quedó sin el aliento humano que la sustentara para hacerla el mayor bien tangible sobre la Tierra. En verdad no lo sé, pero creo que lo extraño.

Busco una anti-pareja

Alguien que me trate de la mejor manera en que me podría tratar a mí mismo (y viceversa).

Siento que sólo puedo hablar de estas cosas en privado. Es por eso que lo escribo aquí, en el rincón más solo del universo, para publicarlo en el periódico menos leído de la galaxia. Y es que necesito hacer un pedido muy especial, que está fuera de los estándares aceptados, de las expectativas mayoritarias, de las leyes humanas y de la auto-importancia del ego. Estoy buscando una anti-pareja… Creo que dicho así, toda la idea puede resultar un poco confusa. Pero nada es más socorrido que unos cuantos párrafos para esclarecer las ideas.

El asunto central es que usualmente pasamos la vida buscando pareja, pero en muy pocas ocasiones –no sin notables y hasta heroicos esfuerzos de una o las dos partes- la pareja logra pasar la inquebrantable prueba del tiempo. Es que por más que uno diga que no le interesa eso de hasta que la muerte nos separe, en realidad cada ruptura de pareja, es siempre una perdida y un gran desafío emocional. Eso sin hablar de los cortes de presupuesto, cambios de vivienda, reordenamiento de las relaciones amistosas, cambios de horario, visitas guiadas y mucho más.

Siendo este el caso y habiendo pasado yo por esta experiencia en más de una ocasión, decidí protegerme un poco, esconderme podría decirse, para observar los toros desde la barrera y ver si, desde afuera, lograba alguna conclusión provechosa para mis relaciones futuras.

Lo primero que noté es que, para el común de los mortales, no hay manera de sostener una relación de pareja en el tiempo, sin que caiga en el aburrimiento, la rutina y el conformismo. Eso es especialmente cierto mientras más serio se hayan tomado el asunto, es decir: matrimonio, hijos, planes de HCM, carro familiar, casita bonita, el ahorro para los estudios de los muchachos, seguro de vida, vacaciones por resort y demás accesorios.

Lo siguiente que noté es que el principal anhelo de una pareja es completarse a través del otro. Si soy una persona poco emprendedora, pero reconozco el valor de ser emprendedor, seguramente voy a elegir a una persona emprendedora para suplir mi carencia. Del mismo modo, es posible que esa persona me elija porque soy ecuánime y ella no lo es. Siendo así, puedo sentirme completo con esa relación, ya que está cubriendo mis vacíos y viceversa. Sin embargo, cuando acaba la relación, la sensación de completitud desaparece y se siente como si te hubieran arrancado un órgano sin anestesia. Los verdaderos motivadores que unen a la pareja permanecen ocultos en la mayoría de los casos, nublados quizás por el agridulce velo del enamoramiento. Esto impide el desarrollo de las propias facultades, a la sombra de las habilidades de la contraparte.

Lo otro que noté es que las relaciones de pareja se basan en expectativas. Es irónico, porque generalmente las expectativas que tenemos de alguien nunca coinciden con lo que es en realidad. Tomamos algunos rasgos de la persona y comenzamos a tejer un personaje, olvidando que se trata de un ser real, distinto de nuestra imagen mental. Cuando algo nos recuerda esta diferencia, nos sentimos muy incómodos y tendemos a arremeter contra la otra persona porque ¿cómo se le ocurre no ser exactamente como yo esperaba que fuera?

Otro asunto que me sorprendió es que las personas comienzan a generar demandas y exigencias adicionales, que nada tienen que ver con el amor. Se imponen responsabilidades y roles sociales obligatorios, que no son sino extensiones comerciales impuestas por la costumbre, que deforman el amor y lo destruyen. Esto se presenta también en forma de velado chantaje, cuando cada parte comienza a imponer condiciones para ofrecer sus favores sexuales, monetarios, de tiempo, afectivos, etc.

Todo esto -y otras cosas más que callo- me hicieron ver la realidad de las llamadas relaciones amorosas. Dos personas se atraen en virtud de unos pocos factores conocidos y un mar de factores desconocidos. Inocentemente atraídos, se juntan. Hacen su mejor esfuerzo por acomodarse a lo que se espera de ellos, a lo que han hecho sus antecesores, sus vecinos, sus amigos… Ahí, comienzan a desaparecer, a desintegrarse, a caer en el letargo, el sopor y la inercia de la vida. Consciente o inconscientemente comienzan a conspirar uno contra el otro creyendo que son su mayor enemigo. Algunos lo soportan todo dolorosamente, tal vez en virtud de alguna clase de recompensa que desconozco, pero la mayoría sucumbe. Ocurre entonces que uno se desconecta del otro, en un último intento por recordar quien fue. A veces lo logra, sólo para recaer en un drama similar con un guión aparentemente distinto. Al otro, adolorido, carente de fuerzas para reinventarse, sólo le resta el dolor, el resentimiento y la ira que proviene del temor. Le han arrancado una función que le completaba, que le hacía ver como alguien entero. Ahora la carencia es mayor y las fuerzas parecen no alcanzarle para volver a empezar. No hay identidad.

La búsqueda de pareja tiene su origen en la carencia de amor, en el sentido de vacío interno, que intentamos llenar con el otro. Sin embargo, mucho se ha visto lo solo que se puede estar al lado de la pareja, la familia, los amigos y colegas. La dirección real de la búsqueda no es hacia afuera. La sensación de estar completo viene de adentro, de tu propia aceptación, del gusto de estar a solas contigo llenando todo el espacio con tu presencia, con tu consciencia de observador. Esa es nuestra condición de buda. Es un anhelo que puede tomar más o menos tiempo alcanzar –más o menos vidas. Pero mientras llegamos ahí, ¿por qué no intentar otro tipo de relación que apoye el proceso de aceptación y reconocimiento personal de cada uno de los involucrados, sin el lastre y las complicaciones que te apartan de tu sendero personal? La respuesta está en la anti-pareja.

Una anti-pareja es alguien que ama la existencia o está en vías de amarla incondicionalmente. Alguien así nunca dejará de amarte, ya que eres parte de la existencia, nunca dudarás de su amor y no necesitarás demostraciones para saberte amado.

La anti-pareja es una persona divertida. La alegría es parte de la esencia de la vida y es un resultado directo del amor. Esto no quiere decir que no pueda experimentar tristeza u otra emoción. Pero la alegría de vivir debe estar presente, de otro modo sería una pareja.

La anti-pareja es alguien a quien te acercas siempre con curiosidad, alguien que no das por sentado. No le defines por el pasado, sino que le consideras siempre en tiempo presente, sintiendo su energía en el momento, aquí y ahora. Es alguien que exploras sin definir, disfrutas sin comparar, comprendes sin teorizar, amas incondicionalmente sin expectativas. Esta sólo es posible si hay “química” con la anti-pareja. Cada encuentro es un auténtico misterio que vale la pena vivir.

Las personas de la anti-pareja no necesitan convivir juntas. El tiempo y la forma en que comparten es una decisión consensuada de ambas partes. Se nutren, se consuelan, se aprecian, se aceptan, se experimentan y se aman, cada vez que así lo eligen de mutuo acuerdo. Si eligen vivir juntos deben estar muy alertas, porque los fantasmas de la inercia, el apego y la rutina podrían llevarlos, sin notarlo, a formar una pareja.

La anti-pareja no te esclaviza, no te ata ni limita. Si hablamos de amar la existencia, de amar el universo, de amar los ríos, las aves, la vida misma, entonces ¿qué sentido tiene amar exclusivamente a una y sólo una persona? El amor es expansivo, se multiplica y crece ilimitadamente. ¡Que las leyes del miedo a la vida no cercenen tu amor ilimitado e incondicional!

La anti-pareja es completamente fiel, pues está presente íntegramente, entregada en cuerpo y alma a la relación en cada encuentro. La mente, las emociones, los sentidos, se vuelcan a experimentar esos momentos. No hay mayor fidelidad que la del momento presente. El resto del tiempo, todos somos libres de elegir nuestra experiencia, siendo fieles a nuestro corazón.

La anti-pareja es libre, sin agendas. No hay compromisos ni responsabilidades a largo plazo. La vida nos va juntando o distanciando en la medida que sea apropiado. La cooperación en la anti-pareja nace sólo del deseo de cada uno de apoyar al otro, pero es estrictamente voluntario, no es una obligación. Si no nacen las ganas en tu corazón, no tienes por qué hacerlo y eso no debe generar juicio alguno por ninguna de las partes.

La anti-pareja es alguien que frente a ti se desnuda, se libera, se desinhibe. Desnudez de cuerpo y de alma. Sexo, ternura, compasión y aceptación ilimitada. Es alguien que puede y quiere mostrarse contigo como es. Alguien que te motiva a mostrarte como eres. Los dos puros, sin tapujos ni enmiendas, sin disimulo ni medias tintas, sin culpa ni vergüenza, seres auténticos confiando hermosa y eternamente el uno en el otro.

Cada persona en la anti-pareja sabe que es única, especial y que está en el camino de aceptarse a sí misma. La aceptación y el no-juicio son la base de la confianza en la anti-pareja, porque se trata de que cada quien sea tal como es. En la medida en que cada uno se sienta más a gusto, más auténtico, más real en la anti-pareja, así se sentirá también en todas las esferas de su vida.

Realmente siento y creo que es posible y necesario relacionarnos desde una nueva visión, para apoyar la ascensión planetaria y la realización del Cielo en la Tierra. La anti-pareja es una oportunidad para crear relaciones íntimas desde una nueva consciencia de amor y luz. Asimismo es una valiosa herramienta para el nuevo empoderamiento del ser humano.

Yo estoy decidido a formar anti-pareja, con una persona dispuesta a emprender conmigo esta aventura del espíritu. Si crees que esto es para ti o te gustaría profundizar en el tema, simplemente contáctame. Las oportunidades de crecimiento personal son enormes y sólo están disponibles aquí y ahora.

Un abrazo de luz

Masaje Biotantrika

Uhmm... Tantra! Una palabra que enciende fuego y pasión en la mente de los incautos, sugiriéndoles quizás placeres cargados de lujuria. Seguramente muchos lo asocian al libro del Kamasutra, que no es otra cosa que un manual práctico para mantener la pareja y dominar el arte del acto sexual mundano. Sin embargo, Tantra es algo muy diferente. Es el espacio en el que la lujuria cesa, la pasión se calma y el disfrute se convierte en un hecho místico. La sexualidad deja de ser polaridad, lucha, debate, para convertirse en concierto, armonización, integración.

Tantra propone, implícitamente, arrasar con todos los tabúes sexuales que hemos adquirido durante centurias. Sólo así es posible encontrar nuevamente la pureza de nuestro ser desnudo, la gracia de nuestra existencia y la impecabilidad de nuestros actos. Es desde este espacio que podemos permitirnos fluir con nuestras sensaciones y percepciones, sin juzgarlas ni intelectualizarlas, sólo fluyendo en ese mar que desdibuja nuestros límites, expendiendo nuestra capacidad de sentir con todo lo que es.

El masaje Biotántrika sigue los principios tántricos, llevando el concepto de masaje a un nivel de pureza, confianza, respeto, comunión e inocencia, que poco se ven en nuestros tiempos. La experiencia es poderosa y requiere de entrega por parte del terapeuta y del cliente.
La sesión puede compararse con un ritual de veneración de la persona completa. Todo el cuerpo es atendido, haciendo posible que se armonicen nuestras emociones y se despeje la mente.

El Biotántrika te coloca en un espacio diferente, en que el ego deja de tener el rol predominante y otra clase de consciencia comienza a surgir. Una de las nociones claves que me dejó este masaje es la integración. Primero la integración con uno mismo, pues reunificas todas las partes de tu cuerpo, reconociéndolas como una unidad. Segundo, la integración con el otro, al permitirle un acercamiento íntimo sin sentir verguenza ni culpa.

El Biotántrika es poco convencional, por eso mismo encierra un potencial nuevo y diferente que no poseen las técnicas convencionales de masaje. Yo te invito a disfrutar de tí y expandirte en consciencia, con el masaje Biotántrika.

Pensamiento Alternativo

Pensamiento Alternativo es otro blog. Sólo eso.
No estoy seguro de que vaya a ponerle contenido más allá de estas palabras. Si así fuera, trata de disfrutarlo, ya sea burlándote de lo que se escribe, criticándolo, desmintiendo todo o parte de lo que se dice y si quieres hasta puedes apoyarlo. Pero por favor te pido, nada de ofensas, agresividad o mal gusto, para esas cosas me basto a mi mismo.
Ya veremos que sucede con esto en lo sucesivo...
Un abrazo