miércoles, 21 de noviembre de 2007
martes, 13 de noviembre de 2007
Momento creativo
Si la paciencia fuera una escuela de milagros,
tendríamos cometas amplificando ciudades,
despertando mariscos entusiastas
en veredas hostiles de peñascos intrincados.
Si la escuela fuera de paciencia,
las luminarias cantarían esperanzadas
de miedo al fracaso y a la confianza
de tener hijos completando sollozos
en la estancia
esperando a que amanezca
(julian camina sobre trazos de luz,
saltando espacios siniestros
de bergamotas carnívoras y duendes afeminados)
Si hubiera milagros que inventar,
estaríamos tu, yo, nosotros juntos más allá
del tiempo dentro del tiempo,
celebrando antenoches y desvelos pasados,
siempre pasados.
Abriendo caminos hacia portales infinitos,
pero siempre en ahora,
siempre el ahora,
sería nuestro rito.
tendríamos cometas amplificando ciudades,
despertando mariscos entusiastas
en veredas hostiles de peñascos intrincados.
Si la escuela fuera de paciencia,
las luminarias cantarían esperanzadas
de miedo al fracaso y a la confianza
de tener hijos completando sollozos
en la estancia
esperando a que amanezca
(julian camina sobre trazos de luz,
saltando espacios siniestros
de bergamotas carnívoras y duendes afeminados)
Si hubiera milagros que inventar,
estaríamos tu, yo, nosotros juntos más allá
del tiempo dentro del tiempo,
celebrando antenoches y desvelos pasados,
siempre pasados.
Abriendo caminos hacia portales infinitos,
pero siempre en ahora,
siempre el ahora,
sería nuestro rito.
viernes, 9 de noviembre de 2007
Me pregunto...
Capilares abiertos como ostras
Enrojecen el rostro mortecino
los ojos
rojos
la lengua y los meniscos
Poros pozos de plenitud infinita
mugre que obstruye todo paso
adentro
todo paso
afuera
Vidrios nublados que destruyen el mundo
Con imagenes nuevas, ariscas, terribles,
deformes e irreconciliables.
Corazón, ¿será que hoy es un buen día
para casarnos?
Enrojecen el rostro mortecino
los ojos
rojos
la lengua y los meniscos
Poros pozos de plenitud infinita
mugre que obstruye todo paso
adentro
todo paso
afuera
Vidrios nublados que destruyen el mundo
Con imagenes nuevas, ariscas, terribles,
deformes e irreconciliables.
Corazón, ¿será que hoy es un buen día
para casarnos?
jueves, 8 de noviembre de 2007
Formas para Sanar
Es grato comunicarles que mi último libro: Formas para Sanar, ha tenido muy buena aceptación entre aquellos que lo han utilizado. El bautizo tuvo lugar en el recién finalizado Festival Aquarius 2007.
Les comento que se trata de un manual práctico de trabajo que, más que libro, es una herramienta de sanación. La energía combinada de patrones de forma y color, es un poderoso instrumento para restaurar el equilibrio.
Este libro, es el resultado de mis estudios en diferentes áreas como la geometría sagrada, la ontología y la comprensión de la energía; coronado con la información que he recibido de mis guías y maestros espirituales, así como más de tres años de investigación, maduración y pruebas. La profundidad y efectividad de este trabajo es aún más atractiva por su simplicidad. Sin vocabularios privados ni complejos procesos racionales, Formas para Sanar es una de las herramientas derivadas del nuevo paradigma de la Magia de las Formas, que es una de las nuevas herramientas para el Nuevo Tiempo.
La Magia de las Formas posee un variado espectro de técnicas para equilibrar energía, entre los que se cuentan las Formas para Sanar, los Mapas de las Formas, los Éteres Vitales, las Cámaras de Formas, el Oráculo de la Energía, entre otras. Se trata de una sabiduría profunda que sólo puede ser conectada a través de la percepción y la intuición. Es por eso que el futuro Mago de las Formas se acerca a este arte a través de un proceso iniciático.
Nuevas Herramientas para la Nueva Energía, ha sido la promesa de muchos de los maestros de la Nueva Era. Ahora esa promesa, es una realidad.
miércoles, 7 de noviembre de 2007
Realidad y ficción
La realidad y la ficción, tal como son entendidas, son exactamente lo mismo. La realidad es una clase de ficción en la que creemos que todo es real, tal como ocurre en la ficción que con frecuencia sentimos como real. Y para no hablar de ficción en abstracto, podemos tomar las películas como modelo de ficción para desarrollar estas ideas.
En la creación de las películas se plantea construir una historia que puede o no tener cierto sentido implícito o explícito. Se crean locaciones, vestuario, maquillaje, caracterizaciones del personaje. Los actores revisan las líneas, las aprenden, las transforman, las interiorizan hasta asimilarlas y luego las exponen como si fueran suyas.
Así en varios meses, se crea, en celuloide o en magnético, un grupo de patrones que, al ser expresados visualmente, podrían interpretarse como una historia. Claro está que una película es, técnicamente, un grupo de luces proyectadas en una pantalla, acompañada de sonidos. Pero ¡oh divina ilusión de nuestros sentidos! Para nosotros es algo vivo, tangible, con tiempo, espacio, intensidad, emocionalidad, lógica, en fin, tal como si fuera la vida misma.
Y llegado a este punto podemos preguntarnos ¿qué me hace pensar que la vida no es otra clase de película? ¿qué nos asegura que la visión lineal que descubrimos en nuestra vida, no es el resultado de la edición de diferentes escenas tomadas en virtud de cierto guión?
Muchos actores abordan sus personajes con tal intensidad y tal conexión, que se sienten por momentos como si fueran el personaje. ¿Acaso no nos está ocurriendo lo mismo a nosotros al identificarnos con este cuerpo y estas circunstancias particulares de vida que tenemos?
La aparente separación entre realidad y ficción, para mí sólo existe gracias al veneno del orgullo y a los mecanismos autónomos de nuestros cuerpos mental y emocional. Según los budistas, el veneno del orgullo aparece cuando valoramos nuestra propia experiencia como la única experiencia válida, por encima de las demás. El cuerpo emocional sostiene el orgullo y defiende visceralmente al ego, aferrándose a cualquier porción de ilusión que le permita validarse a sí mismo. El cuerpo mental manipula constantemente las percepciones, cargándolas de significados ilusorios, como las películas, que nos inclinan a confirmar la existencia de una realidad inexistente.
Los actores, personas con las mismas virtudes y debilidades que cualquiera de nosotros, son aclamados por la personalidad que impostan y por la ilusión que son capaces de crear. Los magazines y toda la maquinaria de la ilusión, los exhiben como héroes contemporáneos, adorándolos y condenándolos alternativamente, quizás del mismo modo en que se hacía con los gladiadores en la Roma antigua.
La ilusión de la realidad, puede llegar a ser tan obvia como la ilusión de la ficción. Brad Pitt sabe que no es Aquiles, pero Aquiles, en la película, no lo sabe. Brad Pitt, al igual que Aquiles, cree que es Brad Pitt en la realidad... ¿cuánto de tí mismo eres capaz de cuestionar?
En la creación de las películas se plantea construir una historia que puede o no tener cierto sentido implícito o explícito. Se crean locaciones, vestuario, maquillaje, caracterizaciones del personaje. Los actores revisan las líneas, las aprenden, las transforman, las interiorizan hasta asimilarlas y luego las exponen como si fueran suyas.
Así en varios meses, se crea, en celuloide o en magnético, un grupo de patrones que, al ser expresados visualmente, podrían interpretarse como una historia. Claro está que una película es, técnicamente, un grupo de luces proyectadas en una pantalla, acompañada de sonidos. Pero ¡oh divina ilusión de nuestros sentidos! Para nosotros es algo vivo, tangible, con tiempo, espacio, intensidad, emocionalidad, lógica, en fin, tal como si fuera la vida misma.
Y llegado a este punto podemos preguntarnos ¿qué me hace pensar que la vida no es otra clase de película? ¿qué nos asegura que la visión lineal que descubrimos en nuestra vida, no es el resultado de la edición de diferentes escenas tomadas en virtud de cierto guión?
Muchos actores abordan sus personajes con tal intensidad y tal conexión, que se sienten por momentos como si fueran el personaje. ¿Acaso no nos está ocurriendo lo mismo a nosotros al identificarnos con este cuerpo y estas circunstancias particulares de vida que tenemos?
La aparente separación entre realidad y ficción, para mí sólo existe gracias al veneno del orgullo y a los mecanismos autónomos de nuestros cuerpos mental y emocional. Según los budistas, el veneno del orgullo aparece cuando valoramos nuestra propia experiencia como la única experiencia válida, por encima de las demás. El cuerpo emocional sostiene el orgullo y defiende visceralmente al ego, aferrándose a cualquier porción de ilusión que le permita validarse a sí mismo. El cuerpo mental manipula constantemente las percepciones, cargándolas de significados ilusorios, como las películas, que nos inclinan a confirmar la existencia de una realidad inexistente.
Los actores, personas con las mismas virtudes y debilidades que cualquiera de nosotros, son aclamados por la personalidad que impostan y por la ilusión que son capaces de crear. Los magazines y toda la maquinaria de la ilusión, los exhiben como héroes contemporáneos, adorándolos y condenándolos alternativamente, quizás del mismo modo en que se hacía con los gladiadores en la Roma antigua.
La ilusión de la realidad, puede llegar a ser tan obvia como la ilusión de la ficción. Brad Pitt sabe que no es Aquiles, pero Aquiles, en la película, no lo sabe. Brad Pitt, al igual que Aquiles, cree que es Brad Pitt en la realidad... ¿cuánto de tí mismo eres capaz de cuestionar?
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